SECRETARÍA DE ESTADO
Intervención de la Santa Sede en la
Sesión Plenaria de las Naciones Unidas
sobre el tema:
"Implementación de la
declaración de compromiso sobre VIH/SIDA"
Discurso
del Cardenal Claudio Hummes, o.f.m.
Nueva York,
Lunes 22 de septiembre de 2003
Señor
Presidente:
En primer lugar,
en nombre de mi delegación, permítame expresarle nuestra sincera gratitud por
conducir esta Reunión Plenaria de Alto Nivel sobre VIH/SIDA, una más que
oportuna iniciativa que expresa la resolución de la comunidad internacional de
crear estrategias más efectivas para abordar los desafíos que acarrea esta
epidemia y otras enfermedades que pueden prevenirse, como la malaria, el cólera
y la tuberculosis. Mi delegación desea rendir homenaje al compromiso personal
del Secretario General en la lucha contra el VIH/ SIDA, y agradecerle por el
amplio informe sobre el progreso en la implementación de la Declaración de
Compromiso sobre VIH/SIDA de la Vigesimosexta Sesión Especial de esta Asamblea
General.
El VIH/SIDA ha
sido y continúa siendo una de las mayores tragedias de nuestro tiempo. No es
sólo un problema sanitario de enorme magnitud, sino que también es una cuestión
social, económica y política; y, como mi delegación ya ha subrayado muchas veces
aquí en las Naciones Unidas y en foros similares en otros lugares, también es
una cuestión moral, debido a que las causas de la epidemia claramente reflejan
una crisis de valores grave. Su rápida difusión y trágicas consecuencias no han
dejado escapar a ningún segmento geográfico de la familia humana. Se estima que
más de 70 millones de personas morirán a causa del SIDA en los próximos 20 años.
En el año 2001, en ocasión de la Décima Asamblea General del Sínodo de Obispos
de la Iglesia Católica, los Obispos de África del Sub-Sahara realizaron un
llamamiento a la comunidad internacional para obtener una ayuda inmediata en su
batalla contra esta plaga que "está produciendo una espantosa cosecha de muerte"
en dicha región (L’Osservatore Romano, 11 de octubre de 2001). De hecho,
una amplia mayoría de los que han muerto y de los que se calculan que morirán a
causa del SIDA, como así también de los que están infectados con el virus, se
encuentran en el África del Sub-Sahara.
Permítame llamar
su atención sobre uno de los grupos más vulnerables de las víctimas del
VIH/SIDA, es decir, nuestros niños. Tantos de ellos han sido y continúan siendo
víctimas de esta epidemia, ya sea porque han sido infectados por el virus, el
cual les ha sido transmitido al nacer, o porque han quedado huérfanos debido a
la muerte prematura de sus padres causada por el SIDA. El VIH/SIDA está causando
un fuerte aumento de la mortalidad infantil: 3,8 millones de los 19 millones de
personas que murieron a causa del SIDA el año pasado eran niños menores de 15
años. Durante las últimas dos décadas, ha dejado huérfanos a más de 14 millones,
más de 11 millones de los cuales se encuentran en África del Sub-Sahara. Y, de
acuerdo con un cálculo, para el año 2010 en África sola habrá 40 millones de
huérfanos a causa del SIDA, el 95% de los cuales será portador del
virus.
La necesidad
imperiosa de tratamiento para estos enfermos jóvenes puede satisfacerse con los
avances de la ciencia médica. Desafortunadamente, el costo del tratamiento
médico es elevado y a menudo está más allá del alcance no sólo de los pobres
sino que también del de la clase media. Este problema económico se agrava por
cuestiones legales, tales como interpretaciones contenciosas del derecho a la
propiedad intelectual. Mi delegación se siente alentada por el acuerdo de la OMC
(Organización Mundial del Comercio) que se logró el 30 de agosto de 2003, y que
hará que sea más fácil para los Estados más pobres importar medicamentos
genéricos más económicos fabricados según licencia obligatoria. Este acuerdo
debería dar a estos jóvenes pacientes un mayor acceso a los medicamentos. Nos
atrevemos a esperar que pronto aparezcan expresiones más concretas de voluntad
política y valentía moral como ésta. Pero, los que padecen el VIH/ SIDA no sólo
recurren a compañías farmacéuticas en busca de ayuda; su llamamiento a la
voluntad política y valentía moral está dirigido sobre todo a la comunidad
internacional entera. En efecto, mientras que hay sólo unos pocos inversores en
las firmas farmacéuticas que pueden proveer los medicamentos que estos jóvenes
pacientes desesperadamente necesitan, todos nosotros, como individuos y como
comunidad, debemos ser inversores en la noble causa de proteger a los niños y a
los jóvenes de la infección del VIH/SIDA y de rescatar a quienes ya son
portadores del virus, porque son el futuro de la raza
humana.
Señor
Presidente:
La Santa Sede y
las instituciones católicas no han retrocedido en la lucha global contra el
VIH/SIDA. Mi delegación se complace en notar que 12% de quienes atienden a
pacientes del VIH/SIDA son organismos de la Iglesia Católica, y 13% de la ayuda
global a los afectados por la epidemia proviene de organizaciones no
gubernamentales católicas. La Santa Sede, gracias a sus instituciones en el
mundo entero, provee 25% de la atención total que se da a las víctimas de
VIH/SIDA, y así se ubica entre los principales actores en la materia,
particularmente entre los más ubicuos y mejores proveedores de atención a las
víctimas.
De hecho, para
el final de este año, por medio del Pontificio Consejo para la Pastoral de los
Agentes Sanitarios y diversas organizaciones católicas, la Santa Sede habrá
logrado su objetivo de tener instituciones y programas en funcionamiento en
todos los países del África del Sub-Sahara, y de comenzar nuevos en Brasil,
Argentina, México, Tailandia y Lituania, y así se suman a los que ya existen en
otros países en todo el mundo. Ofrecen una amplia gama de servicios, desde
campañas de concientización hasta educación para un comportamiento responsable,
desde asistencia psicológica hasta apoyo moral, desde centros de nutrición hasta
orfanatos, desde tratamiento hospitalario hasta atención a domicilio y en
prisiones para enfermos de VIH/SIDA.
Asimismo, con el
fin de coordinar mejor sus actividades, la Santa Sede ha creado una Comisión Ad
Hoc sobre la lucha contra el VIH/SIDA. La Comisión intenta expresar su
preocupación especial por África del Sub-Sahara, donde el sufrimiento es más
intenso, y prestar especial atención a los problemas de estigma y discriminación
que acompañan a esta enfermedad, al acceso a tratamiento y atención, a la
educación sobre un comportamiento sexual responsable, incluidas la abstinencia y
la fidelidad matrimonial, y a la atención de los huérfanos a causa del VIH/SIDA.
Por medio de estas nuevas iniciativas, la Santa Sede intenta fortalecer más su
compromiso y aumentar su colaboración en la lucha global contra el VIH/SIDA,
mientras reafirma su creencia en el valor y el carácter sagrado de toda vida
humana.
Para concluir,
permítame reiterar la buena disposición de la Santa Sede de cooperar con el
resto de la comunidad internacional en la lucha contra este flagelo del siglo,
en la mitigación del actual impacto devastador, en la detención de su espectro
amenazante que acecha al mundo entero y así evitar que cobre las vidas de las
generaciones futuras. No podemos dejar de responder a este reto
abrumador.
Muchas gracias,
Señor Presidente.